Mujer

 

A mi carne odié y culpé

como inocente párvula,

aflorado tierno girasol,

engendre asco,

lo llamé normal

a temprana edad

las mujeres se desprecian

aprendí

¿Dónde

lo aprendí?

Violenta e intrusivamente

sistemática y organizadamente

fue devenir implacable,

la mutilación y expropiación

de lo que una vez fue mío.

Cuando no tenía conciencia, mi cuerpo

tan íntimo

tan público

me lo arrancaron

lo entregué en silencio,

oprimida me ahogue

hasta que los gritos cesaron

y la soledad fue única salida,

para anidar la muerte de mi alma.

Susurrado silencio me desvanecí

no protesté, ni tan solo una vez.

Creí que eso era,

ser mujer.

 

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